viernes, 17 de septiembre de 2010




El mayor enigma como ser humano es mi relación con la naturaleza, el mayor enigma como ser vivo es mi relación con los humanos; mi mayor reto, integrar ambas cosas en mi paisaje personal, como todo ser vivo.
Es tan sutil el límite, es tan sencilla la línea, que en ocasiones el trazo de mi pincel confunde las realidades.

¿A quién no le ha ocurrido alguna vez?, ¿ Donde nace el ser?¿ dónde puede ser uno?.............
Solo en la fusión de la naturaleza, en uno mismo, caben los rincones y los destellos de ese instante, donde se producen los mayores vacíos, donde el tiempo es circular, en el silencio de un afán intrínseco por alcanzar la tierra como lienzo y sus regalos, sus materiales, como apoyo para un arte efímero, que reluzca, en las aguas de los sentimientos, y se diluya como la lluvia, en las capas de la tierra, en las aguas que la llevan al mar.
Crear, crear y crear, junto a lo que ella creo para que tu elijas; regalar ese sentir a su esencia, desprendiéndote de tu propia creación, en tanto a tomado cuerpo, para que se integre en ella. Como la naturaleza nos regala sus frutos, y nos deja cuando nuestras almas fluyen a otros planos y se desprenden del cuerpo físico.
Sentir, escuchar sus colores sus formas, y tan solo participe de su ritmo impregnar de vibración conjunta, ese espacio. Desde la sinceridad, desde la vacuedad, desde el si mismo, en un paisaje cambiante con la luz, con las estaciones, con la sorprendente gama de color, que la vida nos ofrece a cada alba.
Este es sin duda, mi primer trabajo, con intencionalidad, entre lo efímero y lo existente, entre el devenir de lo humano, en las aguas de los manantiales de Capafons, se halla, un puente entre lo visible y lo invisible.

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